14 de marzo de 2017

Capítulo 62

Minutos después de que Máximo se fuese del hospital en aquel vaporetto dirección a Murano, Macarena entra en la habitación donde se encontraba Palmira.

Palmira dormía. Y Macarena retiró un ramo de flores viejas de un jarrón de cristal que había a los pies de la cama de Palmira, para colocar un ramo que ella acababa de comprar en la floristería de la esquina.  El ramo estaba cubierto por un plástico transparente que Macarena quitó con mucho cuidado… y de repente un olor entre azahar y orquídeas inundó la habitación, hasta el punto de que Palmira, casi sin abrir los ojos, dijo: “ummm Sevilla, huele a Sevilla”.


En ese momento Macarena se giró, se acercó a la cama y envolvió a su amiga entre sus brazos dándole un abrazo que a Palmira “le supo” entre reconfortante y acogedor. Así estuvieron unos minutos, inmóviles. Respirando profundo. Con los ojos cerrados. Tanto que… casi casi ambas pensaban que estaban en “su Sevilla” años atrás.

- Amiga, no me sueltes. Solo contigo siento que estoy protegida. ¿Qué está pasando? ¿Por qué ocurren tantas y tan difíciles circunstancias en mi vida?- Preguntaba Palmira.

- No sé Palmira. A mí todo esto me ha pillado por sorpresa. Estoy intentando encajar las piezas de este puzzle, pero aún no he podido hablar con Máximo con tranquilidad. Solo sé que él es la única persona en la que siento que podemos confiar.

Intenta cerrar los ojos y descansar, debes recuperarte. Yo me quedaré aquí a tu lado, todo el tiempo necesario. Duerme.

De repente, el teléfono móvil de Macarena comienza a vibrar. Macarena echa un vistazo y ve que es un número desconocido. Macarena dudó por un segundo responder pero, algo en su interior, le hizo pensar que debía hacerlo;

- ¿Diga?

- ¿Macarena?

- Si soy yo. ¿Quién es?

- Soy Máximo. Necesito tu ayuda.

- Dime, Máx.

- En el cajón de la mesilla de noche del hospital, hemos dejado la carta que habían entregado a Palmira días antes, cuyos remitentes son sus padres. No le digas nada a Palmira, ábrela e indícame si en ella ves algún tipo de código, cifrado… algo que pueda parecerte una contraseña.

- ¿Estás seguro de que debo abrirla?

- Es importante que cojas esa carta y hagas lo que te digo, necesitamos un código para acceder a unos documentos que hemos encontrado, que pueden tener información crucial.

- Está bien…

Macarena abre el sobre, y comienza a leer por encima.

“Querida hija…  queremos lo mejor para ti… si estás leyendo esto estarás en peligro... creemos que “los Poncianos” están intentando acabar con nosotros…. No te fíes….”

- No encuentro nada que no sepamos ya Máximo.

- Fíjate bien Macarena. Tiene que haber algo… ¿no hay nada que te llame la atención?

Macarena coge la hoja, con su mano derecha y comienza a darle vueltas al papel. Cambia la cara del folio, vuelve a cambiarla, y de repente…

- ¡Ja! ¡Lo tengo! Hay letras en el texto que están escritas tumbadas hacia la izquierda mientras que el resto del texto está hacia la derecha. Ahí puede estar…

- Genial. Vete diciéndome de una en una y en el orden en que aparecen.

- F-I-L-I-A

- ¡¡Filia!!

- Espera que hay más Máximo. C-A-E-L-O. ¡Eso es!

- ¡¡Filia Caelo!!

- ¿Hija del cielo? Pero… ¡¿qué significa eso Máximo?!

Pi pi pi pi… De repente el teléfono pierde la conexión.

- Máximo, ¿me escuchas? ¿Máximo?

By Aram
Aram

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