2 de febrero de 2017

Capítulo 22

Los primeros rayos de sol le indicaron que debía ponerse en pie si quería llegar a coger el vuelo a Malta. Realmente apenas había dormido, muchas cosas habían pasado desde su cita del día anterior con su madre.

Suavemente se deslizó de la cama y fue hacia el cuarto de baño, se miró al espejo y descubrió una nueva Palmira en él. Se sentía fuerte y poderosa.

Giró la cabeza para poder mirarse la nuca, pero tuvo que recurrir a otro espejo para poder ver con claridad lo que pretendía.
Ahí estaba, en su nuca, aún tapado con una película de plástico podía ver el tatuaje, el símbolo que la acompañaría para siempre, las hojas de laurel que protegían un símbolo en su interior, pero esta vez no era un diamante, era una sola letra, mayúscula, llena de significado, la letra K.

Salió del baño y dirigió su mirada hacia la cama…ahí estaba él. A simple vista se veían las señales de todo el castigo que le proporcionó a lo largo de toda la noche. Seguía con los ojos vendados, las manos y los pies atados a la cama y la boca amordazada.

Sensualmente, Palmira caminó hacia la cama, se sentó encima de su cuerpo inmóvil y le susurró al oído:

-       -   Shhhhh. Aún serás mío un ratito más. Ahora viene tu premio, por lo bien que te has portado.

Le quitó la mordaza de la boca y le besó apasionadamente. Esto provocó automáticamente que tuviera una enorme erección, lo que hizo que Palmira le dijera al otro oído:

-      -    Buen chico, así me gusta, que estés para mí siempre que lo deseé.

Levantó su torso e introdujo su pene dentro de ella, a la vez que emitió un gran gemido de placer. Él no pudo corresponderla porque, aunque se moría de ganas, sabía que no le estaba permitido y el castigo que, en caso de hacerlo, su ama le aplicaría.

Sentada sobre él, dominando completamente la situación, Palmira le hizo el amor apasionadamente, controlando cada gesto de su cara. Cuando veía que él estaba a punto de estallar, ralentizaba las embestidas, para nuevamente acelerarlas cuando notaba que el momento del clímax estaba aún lejos.
Finalmente, decidió dejar de hacerle sufrir y le dijo:

-       -   Ahora sí, puedes terminar dentro de mí, y puedes gritar si lo deseas.

-       -   Gracias mi ama, contestó.

Entonces, Palmira comenzó a mover sus caderas lentamente para ir, poco a poco, aumentando el ritmo, a medida que sentía en su interior la excitación, cada vez mayor, de su esclavo. Ella comenzó a gemir y gritar, clavando sus uñas en su pecho, justo en el momento que tenía un orgasmo de una intensidad que nunca había sentido.

-        -  !!! Ahora…Hazlo !!! Gritó Palmira.

A lo que él respondió con un gemido de placer aún más grande, fruto de todo lo que se había reprimido durante tantas horas a lo largo de la noche. Su orgasmo fue una liberación total de energía y de pasión, que llenó el interior de Palmira con un abundante caudal de amor.

Suavemente, y sin dejarle salir, Palmira dirigió su cabeza nuevamente a su oído y le dijo, con lágrimas en los ojos:

-      -    Te amo, ¿Dónde has estado todo este tiempo?

Se fundieron en un gran abrazo tan intenso que el mundo se detuvo para ellos. Pero no podían estar así mucho tiempo, por lo que le desató y le invitó a ir a la ducha con ella.

Suavemente le lavó todo su cuerpo, todas las heridas que le había provocado, las besó y las curó con amor y dedicación.

Finalmente, Palmira le miró a los ojos y le dijo:

-        -  Vistámonos, me tienes que llevar al aeropuerto

By Rac Tac
Rac Tac

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